Concert de Juliette

Con Juliette navegamos de una emoción a otra, combinando anécdotas y tragedias, risas y lágrimas. Cada canción representa un nuevo acto de una ópera, un telón que se levanta sobre perros, cuernos, campanas, coches abandonados e incluso, en ocasiones, el Diablo.
Todo esto se intercala con episodios irónicos, nostálgicos o dolorosos. Ella revela su verdadera tristeza escondida detrás de una aparente jovialidad, conmoviendo así a un público aficionado a las canciones cuyas letras abordan, sin ningún orden en particular, el amor, la depresión, la ansiedad y el epicureísmo.
Aunque el registro, que recuerda al de los artistas de la Belle Époque, es tan oscuro como extravagante, el tono a veces pretende ser más ligero y lúdico, contentándose con evocar preocupaciones contemporáneas con un sutil toque de ironía.